Palencia, Viernes 3 junio 2011.
Vuelvo a casa después de la asamblea y las canciones, con una gran sensación, y al mirar un espejo veo que tengo cara de felicidad. Entonces se me vienen muchas cosas a la cabeza; una es un párrafo que habla precisamente de eso, firmado por dos Profesores de Filosofía del Derecho en la Universidad de Almería:
“...El encuentro pacífico al que estamos asistiendo reivindica una necesidad vital que la ciudadanía parecía no encontrar o no saber que existía: la felicidad. Una felicidad solidaria, una felicidad que no quiere ocupar el poder y es por eso mismo que el poder se desconcierta y trata de utilizar el miedo y sus inhibidores de la felicidad (cordones policiales, ilegalidad de las concentraciones, rumores de desalojo, desalojos, cargas policiales, detenciones, heridos, etc.). Mas estos inhibidores se encuentran inesperadamente con el abrazo de dos desconocidos que ya se aman en el instante en el que se recibe una llamada de tal ciudad informando de que miles de personas están sintiendo lo mismo que tú sientes al abrazar a ese desconocido. Ser-los-unos-con-los-otros nunca antes había tenido tanto significado. Es la hora del con- del contacto, del con- del contagio; de esta felicidad que rebosa en cada plaza, en cada calle, en cada esquina en la que alguien dice “estoy indignado...”
Otra: que precisamente el sabio García Calvo abrió su discurso incendiario en la Acampada Sol con una alusión a eso que esta tarde se ha respirado en la asamblea: alegría:
“...Sois la alegría, es la alegría de lo inesperado, de lo no previsto, ni por parte de las autoridades y gobiernos, ni por parte de los partidos de cualquier color, verdaderamente imprevisto: vosotros mismos o casi todos, hace unos pocos meses o semanas, tampoco lo preveíais que pudiera surgir. Aunque esto es así, la alegría es lo inesperado y no hay otra alegría, sin embargo voy a decir algo que parece contradictorio, que es que yo estaba esperando esto desde hace cuarentayséis años...”
Otra es personal, de un correo recibido de un amigo, en otra ciudad, que también no pudo sino mezclarse a este movimiento de “Resistencia”, de levantamiento de la gente “aunque pareciera imposible, ha ocurrido...” y que en una frase contundente resume esa duda y esperanza que parece que se nos viene encima desde que empezó todo esto, la de qué se ha conseguido o qué se va a conseguir; “Hay quien se pregunta si se conseguirá algo... ¡cegatos!, ya se ha producido: ¡Existimos!”
Pues eso, que estoy encantado, y aprovecho para animar a todo el mundo, y que hay que mantener la iniciativa de añadir a cada asamblea un final “lúdico” (el de hoy a sido glorioso), canciones, cuentos, recitales, etc, con el fin no sólo de ser felices nosotros, sino de atraer a otra gente, remisos que necesiten ese pequeño impulso, y que aunque no quieran “meterse en política” sí que pueden venir a los recitales... y sobre todo a disfrutar una cosa que hoy también se ha dicho, y que es uno de los logros más hermosos conseguidos ya por el 15M: “Hemos recuperado la calle”.
La calle es nuestra. No dejemos que nos la vuelvan a robar. Sigamos echándonos a la calle.
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