
No es el momento de concretar como será esta nueva sociedad, ni de proponer estructuras o modelos nuevos. Esta es la era de los sueños, de las posibilidades, de la energía colectiva enfocada, que poco a poco lo transforma todo desde dentro. Por eso es tan importante crear un alma grupal, una energía colectiva llena de grandeza y pasión. De la pasión y los sueños surgen las acciones realmente revolucionarias. La democracia real es un sueño que hemos empezado a hacer realidad desde nuestro imaginar colectivo.
¡El pueblo soñador, unido, jamás será vencido!
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